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Carlos Oroza

Carlos Oroza, un aliento comunitario en libertad

Hace hoy cinco años nuestro amigo Carlos Oroza nos dejó. Lo hizo en silencio, envuelto en la dignidad que lo acompañó toda su vida. Recordamos muchos y muy buenos momentos a su lado, aquellas tardes de café y largas conversaciones en las que el poeta nos hacía soñar hablando de cualquier cosa. Lo recordamos con la alegría de acompañarlo en sus últimos años. En ellos publicamos su poesía, trabajamos juntos y nos ayudó en la difícil tarea de abrir el pensamiento y aceptar que dudar de todo lo establecido es ser un poco más libre. Nos enseñó que «En el norte hay un mar que es más alto que el cielo» y que «No hay más bondad que la que emana de la inteligencia».

Seguimos trabajando en su obra. Tres ediciones de su poesía nos acompañan ya. Un libro disco, Aute canta a Oroza, en el que Luis Eduardo Aute, con la ayuda de su buen amigo, Javier Monforte, ponen voz y música a seis poemas. Y ahora un proyecto de musical con su obra. Proyecto que cada día toma más fuerza, fiel a las metas que un día marcamos con Carlos, siguiendo su criterio: «Siempre he dicho que mis poemas eran para decir», como explica Antón Patiño en el prólogo de la nueva edición de Évame que verá la luz en próximas fechas y del que aquí adelantamos un fragmento:

No fue fácil convencer a Oroza de la necesidad de transcribir sus versos al papel para elaborar un libro. En algún momento llegó a decir que ese trasvase le producía «auténtica repugnancia». Consideraba que la vibración sonora (en el aliento comunitario que buscaba) desaparecía con la lectura en solitario. Hay una esencial dimensión libre que el poema transmite de viva voz y que luego queda en gran medida inerte sobre la superficie de la página. Oroza se sitúa en el umbral originario del hecho poético donde la dimensión oral es condición central. *

De hecho resulta muy curioso tener en las manos un libro de Oroza. Sus versos (largos como la línea del horizonte) no se doblegan con docilidad al formato libro. La exuberancia oral obliga a un formato tipográfico anómalo que invierte la vertical del libro y obliga a ponerlo en horizontal entre las manos para poder vislumbrar toda la longitud del verso en su integridad. El libro entonces se abre y despliega un inventario de lejanías, versos como peldaños de una escalera que asciende y nos lleva a un ámbito ingrávido impregnado de sugerentes imágenes.

(*) «Siempre he dicho que mis poemas eran para decir. Pero no lo niego, no son tan cerril, no me niego a que haya letra impresa, pero quiere decir que fatalmente el animal queda anémico al hacer imprenta hemos recogido un animal fuerte, y ha quedado jadeante, ha quedado extenuado ante el libro; hemos estado tratando con un animal hermosamente salvaje, un animal de la selva y, de repente, este animal se convirtió en un animal doméstico, o en un perro de caza» Revista Tropos 1 (marzo, 1971).

Desde este rincón que es la editorial, recordamos al poeta en un día como hoy, aniversario de su despedida, continuamos trabajando en su obra y nos sentimos afortunados de que siga siendo parte de nuestro quehacer de cada día.

SEMPRE OROZA

Queremos compartir con todos vosotros dos de nuestros poemas favoritos de Carlos Oroza, porque creemos que es el mejor homenaje que podemos hacerle. Sus poemas son para decir… y nosotros ponemos a vuestra disposición un recital digital. Durante este fin de semana (lunes incluido), utilizando el código «seprohibeelpaso» en el proceso de compra, podréis descargaros absolutamente gratis estas dos piezas que nos invitan a reflexionar sobre nuestro mundo.

Solo tenéis que añadir el producto a vuestro carrito de compra (sí, como si fuerais a comprarlo) y añadir el código «seprohibeelpaso». En el momento en el que finalicéis el proceso de compra recibiréis un correo electrónico para que os podáis descargar los poemas en el dispositivo que queráis.

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Carlos Oroza Poesía

Un año sin Oroza

En el silencio que nos reúne y nos separa

El sentimiento sin embargo nos convoca y nos hace cómplices

(…)

En el norte hay un mar que es más alto que el cielo

Todo es vértigo y sombra

¿Quién es? ¿De dónde y hacia dónde? Me pregunto ¿Dónde?

¿De quién tanta locura? Tanto invierno abrazado

«¿Quién entonces dio fuerza a las fuentes y refrescó los manantiales

Enfrió la roca seca

Y afirmó la arena en su azul de espuela de caballero azul de color de María?»

Él fue quien creó en el sistema la asociación de ideas

En la rectitud de las estuatuas el sentido común

La asociación de ideas que provocó en el sistema el desconcierto

La introducción de un principio en la fiebre o la materia que formó la causa

Del fulgor de su azul más profundo suavo de longitud aproximada

Se estilizó en la forma

Y estableció la diferencia entre los otros sueños

Y los sueños amarillos anteriores

La forma más honesta de recordar a Carlos Oroza, en este triste día gris en el que se celebra el primer aniversario de su desaparición física (porque su esencia permanece y permanecerá), es recitarlo. Sentir sus ritmos casi chamánicos. Envolvernos de su universo salvaje, de su malditismo solitario que no es más que la libertad creativa llevada al extremo de sus consecuencias. Asumir la belleza desde sus propias palabras, como él la entendía, como quería compartirla y reflexionarla. Levitar sobre sus versos y llenar la realidad de una intensa magia velada que deslumbra a los incrédulos.

En palabras del propio Oroza«Évame es  un viaje hacia el recuerdo. Hacia lo contemplado. Un canto a la mujer. Y la voz de un hombre que viaja por la vida en dirección contraria». Por tanto Évame es el punto de partida perfecto para tenerlo presente, vivo en nuestras almas y en una memoria errática que construye nuevos universos.

Hoy más que nunca: SIEMPRE OROZA.